Takarakuji: La Tradición de la Lotería en Japón
En Japón, el Takarakuji, o la lotería, no es meramente un juego de azar, sino una tradición cultural arraigada con siglos de historia. Con datos que sugieren que 7 de cada 10 adultos en Japón han participado al menos una vez, es evidente el profundo arraigo y amor por este juego. Cada vez que se anuncia un sorteo con un gran premio, las largas filas en puntos de venta famosos por sus ganadores pasados son un testimonio de la emoción y esperanza que genera.
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Los orígenes del Takarakuji
El primer sorteo de lotería en Japón data del siglo XVII, en la prefectura de Osaka, específicamente en el templo Ryūan-ji. Este no era un sorteo de dinero, sino más bien de suerte y bendiciones. Durante el Año Nuevo, los fieles depositaban tablillas con sus nombres en una caja, y el monje del templo seleccionaba a tres afortunados para recibir amuletos. Este acto, una mezcla de fe y esperanza, ya demostraba desde entonces la especial relación entre los japoneses y la suerte.
Sorteo de lotería en el templo Ryūan-ji
Templo Ryūan-ji actual (箕面山瀧安寺)
El Takarakuji en el período Edo
El Takarakuji evolucionó de una práctica espiritual a un fenómeno de masas en el período Edo. A medida que la lotería ganaba popularidad, comenzó a asociarse más con el dinero que con la suerte, esparciéndose por todo Japón. Sin embargo, su naturaleza adictiva y el fervor que despertaba provocaron la intervención del shogunato, que emitió prohibiciones para controlar el juego.
A pesar de las restricciones, el shogunato reconoció eventualmente la utilidad del Takarakuji para financiar proyectos públicos, especialmente en momentos de dificultades económicas. Templos y santuarios específicos recibieron permisos para organizar sorteos con el fin de recaudar fondos para su mantenimiento. A pesar de ser oficiales, estos sorteos mantenían un ambiente cargado de emoción y esperanza entre la población, convirtiéndose en eventos anticipados con gran entusiasmo.
Lugar de lotería en el período Edo.
Los participantes compraban "tablas de la fortuna" prenumeradas, que correspondían a números en una caja. La selección de ganadores se hacía mediante un método que involucraba insertar una varilla con una aguja en la caja para levantar la tabla ganadora. Durante el siglo XIX, la popularidad de estas loterías creció exponencialmente, hasta el punto de que casi no pasaba un día sin un sorteo en alguna parte de Edo.
Tablas de la fortuna
Caja de lotería
No obstante, a mediados del siglo XIX, el gobierno decidió prohibir completamente el Takarakuji. La prohibición se debió a la preocupación por el orden público y el impacto negativo en la economía local, ya que muchos sorteos resultaban financieramente insostenibles.
La lotería en la era moderna
La prohibición duró hasta 1945, cuando el gobierno, necesitado de fondos para la reconstrucción posbélica, reintrodujo el Takarakuji. Desde entonces, las autoridades locales han gestionado la lotería, transformándola en una fuente vital de ingresos para proyectos públicos. Con ventas anuales que ascienden a 5 mil millones de dólares, y el 40% destinado a bienestar social, el Takarakuji moderno es un legado del pasado, un puente entre la tradición y el presente.